Mans hands working clay pottery on pottery wheel

El torneado con barro es una antigua técnica de cerámica que consiste en dar forma a un objeto a partir de una pella de arcilla con la ayuda de una superficie plana que gira. Las primeras referencias que tenemos del uso del torno se remontan al antiguo Egipto. Es una técnica que ha sido utilizada para crear objetos esencialmente utilitarios, aunque estos mismos se han convertido en ocasiones en objetos decorativos debido al acabado que se les ha dado, llegando a tener dibujos complejos. Hoy en día, el torneado con barro sigue siendo una actividad popular y se ha convertido en una forma de arte en sí misma, con un gran número de artistas y artesanos dedicados a su práctica.

El proceso de torneado con barro comienza con la preparación de la pella de arcilla. La arcilla se amasa hasta que esté homogénea y se haya extraído cualquier burbuja de aire que pudiera tener en su interior. Existen distintas técnicas de amasado, entre las cuales las más comunes son el “cuerno de buey” y el amasado en “espiral”. A mi juicio es preferible amasar la pella con la técnica de amasado en espiral para el trabajo en el torno, aunque todas son adecuadas si se realiza adecuadamente. Un correcto amasado es crucial en cualquier trabajo en cerámica, pero lo es todavía más en el caso del trabajo en el torno. Si no conseguimos una pella completamente homogénea el trabajo en el torno puede complicarse o incluso hacerse inviable.

Una vez amasada la pella, esta se coloca en un torno, que es una herramienta que se utiliza para dar forma a la arcilla mientras gira. El artesano utiliza las manos y las herramientas para modelar la arcilla, dándole la forma deseada. Esta herramienta se llama comúnmente torno de alfarero. Llamamos alfarero al ceramista que trabaja tradicionalmente con el torno.

Una de las mayores ventajas del torneado es la rapidez con la que se pueden crear piezas de un rara perfección. Para el ceramista que lo trabaja, el torno es un buen aliado para realizar producciones en serie de piezas esencialmente utilitarias. Por otra parte, el torno estructura las moléculas del barro de tal forma que minimiza las tensiones que se producen durante el secado y la cocción de las piezas, lo cual redunda en un menor número de piezas defectuosas.

Esta técnica también se puede utilizar para crear piezas artísticas, ya sea por el acabado y destino que se les dan, o por el uso que se le da al torno, creando formas que no son redondas o de perímetro circular; aunque el uso del torno de esta forma requiere gran experiencia por parte del ceramista y un importante estudio previo.

Con esta técnica, es posible crear objetos únicos y personalizados, con formas y diseños que se ajustan a las preferencias y necesidades individuales.

El trabajo en el torno es un proceso de creación eminentemente manual, pero al mismo tiempo permite crear formas perfectamente circulares, lo que significa que el ceramista tiene un mayor control sobre el producto final, pero no por ello, este tiene que renunciar a crear piezas que reflejen su estilo y personalidad.

Otro aspecto positivo del torneado con barro es la versatilidad. La arcilla es un material muy versátil que se puede usar para crear una amplia variedad de objetos, desde platos y tazones hasta esculturas y objetos decorativos. Además, el torneado con barro permite a los artesanos experimentar con diferentes técnicas, materiales y diseños, lo que significa que siempre hay un nuevo reto y una nueva forma de expresarse.

Además, el torneado con barro es una actividad que puede ser muy relajante y terapéutica. Al trabajar con las manos y concentrarse en la tarea, es posible liberar la mente y reducir el estrés. Ver el progreso y el resultado del trabajo al torno aporta una gran satisfacción y una mayor autoestima.

Sin embargo, es importante señalar que el torneado con barro también puede ser una actividad exigente. Requiere habilidad, paciencia y práctica, y puede llevar mucho tiempo y esfuerzo para dominar la técnica. Además, el trabajo con barro está directamente relacionado con la experiencia del ceramista. Una de sus grandes ventajas es que la cerámica es un arte que puede ser disfrutado y apreciado por todas las edades, y puede ser compartido y apreciado por generaciones distintas.

En conclusión, ser ceramista es una actividad que brinda un gran placer y satisfacción. La libertad creativa, la sensación de logro y control, y la capacidad de relajarse y reducir el estrés son solo algunos de los muchos aspectos positivos de ser ceramista. A pesar de los desafíos y obstáculos, la cerámica es un arte que vale la pena practicar y aprender, y que puede proporcionar una fuente de placer y satisfacción durante toda la vida.

Si a esto le sumamos la práctica concreta del torno, los beneficios a nivel profesional y nivel aficionado son innegables. No es por nada que una técnica utilizada hace miles de años sigue practicándose de forma prácticamente idéntica hoy en día.