Two women working with clay in a pottery workshop.

El proceso de crear con nuestras manos es una experiencia muy gratificante, y no solo a nivel estético. La sensación de tener control sobre un material y convertirlo en algo nuevo es algo que nos hace sentir muy bien.

Concretamente, la arcilla es un material especialmente terapéutico. La textura y la sensación de la arcilla en nuestra mano, combinados con la concentración que requiere modelar, nos ayudan a desconectar de los estímulos externos y a centrar nuestra atención en el momento presente.

Además, la arcilla nos permite crear en tres dimensiones, y no solo eso, sino que nos permite crear objetos funcionales que nos acompañarán toda nuestra vida.

Por este motivo, la creatividad y la expresión personal, tan importantes para nuestro bienestar emocional, que nos brida la arcilla es tan especial.

Sin duda, la creación manual en general nos permite explorar nuestra creatividad y experimentar con diferentes materiales, formas y colores. También nos da la oportunidad de expresar emociones y sentimientos que a veces pueden ser difíciles de verbalizar. Pero la práctica de la cerámica va un paso más allá.

La sensación de logro que experimentamos al terminar una pieza en tres dimensiones es indescriptible; una obra acabada que hemos creado con nuestras propias manos es muy gratificante y aumenta nuestra autoestima. No estamos acostumbrados a crear, y menos algo que podemos sujetar con las dos manos, y además utilizar día tras día. Este hecho nos asombra y nos hace sentir capaces, lo cual por supuesto nutre nuestra autoestima.

Pero no solo el resultado es interesante, sino también el camino.

Aprender el leguaje del barro, aprender a respetar sus tiempos, conocer sus reglas nos sumerge en un mundo sin atajos posibles, nos enseña paciencia, desapego, a disfrutar del camino. No lo intentes, con el barro no se pueden hacer trampas.

El barro, y todo el proceso cerámico en sí es como un maestro que te pone en tu lugar cada vez que quieres correr, atajar, chapucear. La práctica de la cerámica te exige rigor, entrega y pasión, pero nunca, aunque lo hayas hecho “mal”, te dejará que te vayas a casa sin un resultado maravilloso y sorprendente, del cual podremos sacar mil conclusiones cada cual más apasionante que la anterior.

Al ver el resultado de nuestro trabajo tras todo el empeño y esfuerzo invertidos, sentimos una mayor autoestima y confianza en nosotros mismos. Nos daremos cuenta que el proceso creativo nos ayuda a liberar la mente y a concentrarnos en una tarea específica, lo que también contribuye a reducir el estrés y la ansiedad.

Crear con nuestras manos tiene un efecto terapéutico sobre nosotros, ya que nos permite desconectar de la vida cotidiana y centrarnos en una actividad concreta. La sensación de tener un material en las manos y transformarlo con nuestras propias habilidades manuales nos hace sentir más en control de nuestra vida y de las situaciones que nos rodean. Además, el contacto de las manos con la arcilla produce una sensación de calma y tranquilidad, que ayuda a reducir los niveles de estrés y ansiedad.

Estamos muy acostumbrados a tratar con temas abstractos, y aunque no lo parezca, dedicar tiempo a algo muy concreto, material y creativo nos descansa la mente.

Por otro lado, el hecho de crear algo con nuestras propias manos también nos da una sensación de logro y satisfacción personal.

Otro aspecto positivo de crear con nuestras manos es que nos permite desarrollar habilidades manuales y coordinación. Al trabajar con la arcilla, por ejemplo, mejoramos nuestra capacidad para manipular objetos, lo que puede tener un impacto positivo en otras actividades cotidianas. Además, al aprender nuevas técnicas y experimentar con diferentes materiales, nos mantenemos mentalmente activos y estimulamos nuestra imaginación.

No en balde, la práctica de la cerámica se recomienda tanto para niños pequeños como para personas de la tercera edad, pero también para deportistas o músicos que quieren fortalecer o recuperar salud en las manos.

En conclusión, crear con nuestras manos es una actividad que nos sienta bien porque nos permite desconectar de la vida cotidiana, reducir el estrés y ansiedad, mejorar nuestra autoestima y habilidades manuales, además de estimular nuestra imaginación. Por lo tanto, es una actividad que deberíamos incluir más en nuestra vida cotidiana para mejorar nuestra salud mental y física.

Gracias a la práctica de la cerámica mejoramos nuestro estado de ánimo y nuestro bienestar emocional, desconectando de los estímulos externos que tanto nos alejan del momento presente.

Por estas razones, es importante dedicar tiempo a actividades manuales y creativas en nuestro día a día, especialmente en una sociedad cada vez más orientada al intelecto.